Sao Paulo, Brasil. Por Alejandro Ochoa Vega

Cuando se piensa en Brasil como país y cultura desde el extranjero, vienen a la mente diversos lugares comunes; Río de Janeiro, el carnaval, la samba, el futbol, el amazonas, y si rascamos un poco más, quizás identifiquemos al ex presidente Lula, las favelas, sus ciudades coloniales como Salvador, Bahía, o modernas como Brasilia, y por supuesto Oscar Niemeyer de 104 años, como el arquitecto más viejo y famoso del mundo, aún en activo. No obstante, ese enorme país es mucho más, y si en terrenos de ciudad y arquitectura se trata, la sombra de Niemeyer hace mucho que los dejo de cubrir. En ese sentido, cabe una reflexión sobre la ciudad brasileña, más populosa, densa, contaminada, pero a la vez vital, pujante y dinámica: Sao Paulo.

Fundada en el siglo XVI, pero desarrollada hasta el siglo XX por la creciente industrialización, la capital del Estado de Sao Paulo, uno de los más ricos de Brasil, representa en su máxima expresión los contrastes y contradicciones de todas las ciudades latinoamericanas. Así, desde la avenida paulista y el barrio de Jardins, la imagen puede ser de primer mundo, pero desde sus periferias constatar la marginación más brutal. Su crecimiento desmedido y sin planificación, provoca caos vial, contaminación ambiental y falta de áreas verdes. Sin embargo, diversas iniciativas intentan contrarrestar los desequilibrios sociales, al desarrollar diversas obras de generación de espacios públicos, y programas como los C.E.U. (Centros de educación unificada) donde además de ofrecer escuelas, se generan centros comunitarios de fuerte impacto social. El desarrollo cultural ha corrido a la par con el económico e industrial, universidades como la de Sao Paulo (USP) y la Presbiteriana de Mackenzie han producido profesionales de alto nivel y en todas las áreas. Literatura, música, arte y arquitectura se expresan naturalmente desde libros, discos, conciertos, galerías, museos, centros culturales y espacios urbanos y arquitectónicos de gran calidad.

Entre los arquitectos, destacaríamos cinco por su contribución significativa al paisaje de la ciudad: Rino Levi (1901-1965), Oscar Niemeyer (1907), Lina Bo Bardi (1914-1992), Joao Batista Vilanova Artigas (1915-1985), y Paulo Mendes da Rocha (1928). El arquitecto Levi realizaría múltiples obras, justamente durante el periodo moderno, destacando varios cines, entre ellos el Ufa-Palacio y el Universo con la influencia marcada de Erich Mendelsohn por sus líneas expresionistas. Artigas dejaría en Sao Paulo una de las obras maestras de la arquitectura moderna brasileña, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la USP, con aquel brutalismo paulista del concreto aparente y los espacios diáfanos y continuos. La arquitecta Bo Bardi, de origen italiano, dejaría una profunda huella en la ciudad con proyectos notables, como el Museo de Arte de Sao Paulo y el SESC Pompeia.

Niemeyer con dos obras marcaría la modernidad de la ciudad, los edificios y “passarela” del Parque Ibirapuera, y el edificio Copan en el centro urbano. En los años cincuenta, Sao Paulo celebraría 400 años de fundación con diversas obras, la más importante, la de un nuevo parque, con pabellones de exposición, un gran andador-plaza cubierto, y un teatro, encomendados al arquitecto carioca Oscar Niemeyer, para entonces ya muy conocido por diversas obras en el país y previo al gran proyecto de Brasilia. El resultado fue deslumbrante, con aquella “passarela” sinuosa desparramada en el terreno, y los diversos edificios, el más famoso, donde se realizarían las Bienales de Arte y Arquitectura de Sao Paulo, resuelto a través de rampas continúas para ligar los distintos niveles de exposición. Copan resaltaría desde el principio por sus más de treinta niveles, su forma ondulada, los característicos partesoles y la combinación de usos, tanto comerciales y recreativos, como de habitación.

Por último, destacaríamos del arquitecto Mendes da Rocha, su museo de escultura, emplazado en un barrio residencial de Sao Paulo, con una escala discreta, casi anónima, y la remodelación de la Fototeca en el Barrio de la Luz, obra premiada en Europa, como lo mejor de la arquitectura latinoamericana. Al final, un reconocimiento a esta ciudad que puede espantar por su caos vial, pero a la vez deslumbrar por su vitalidad arquitectónica y cultural.

Noviembre, 2011

Walter Gropius, pionero del diseño moderno1883-1969. Por Fernando Minaya Hernández

A cuarenta años de su fallecimiento le rendimos homenaje a uno de los arquitectos y urbanistas que contribuyeron a la construcción de la modernidad arquitectónica del siglo XX, inicialmente desde Alemania y posteriormente al resto del mundo.

Al inicio de su práctica profesional trabajó en la oficina de Peter Behrens entre 1907-1910, al separase y ser un profesionista independiente proyectó la fabrica Fagus; paralelamente a este hecho se unió al afamado movimiento que intentaba unir al arte con el diseño industrial, la Deutscher Werkbund. Posteriormente en 1919, Gropius funda la escuela Das Staatliches Bauhaus (La Casa de la Construcción Estatal), nacida de la fusión de dos escuelas: Säshsischen Kunstgewerbeschule (Escuela de Artes y Oficios) y la Säshsischen Hochschule für Bildene Kunst (Escuela Superior de Bellas Artes). El sueño estaba dado; la integración del arte con el diseño para crear así, uno de los principales orígenes del diseño grafico, industrial y la arquitectura de la modernidad que seguía al lema de “la forma sigue a la función”. La escuela rindió frutos los primeros años, se integraron personajes en su corta historia fundamentales para el diseño, Vassily Kandinsky, Paul Klee, Oskar Schelemmer, Mies van der Rohe, entre otros. La Bauhaus implemento un sistema, el cual contenía talleres que mezclaban los oficios y artes con la tecnología y formas de pensamiento de “menos es más” y la reducción de los espacios sin sacrificar la estética, también en la pintura, objetos de uso común y edificios de características funcionalistas como lo es el inmueble de la Bauhaus, diseñado por el mismo Gropius.

Las obras arquitectónicas de Walter Gropius no son tantas en comparación a otros arquitectos de la época, pero su gran contribución radica en sus propuestas teóricas y académicas, además de que profesionalmente siempre tuvo la capacidad de crear grupos de trabajo, con respuestas de diseño eficientes. Su obra está presente a lo largo de 68 años, entre 1911 cuando realiza la emblemática Fabrica Fagus, hasta 1979 cuando se concluyen los Archivos de la Bauhaus en Berlín, ya fallecido el arquitecto, a partir de su proyecto. Otros diseños significativos fueron las casas de los maestros de la Bauhaus en Dessau, sus conjuntos de vivienda, el Teatro Total, la Torre PanAm en Nueva York y la fábrica de porcelana en Selb Baviera, para Philip Rosenthal, su último gran promotor. Gropius al dejar la dirección de la Bauhaus en 1928 mantiene una actividad profesional regular hasta que en 1934, por la llegada de los nazis al poder, se traslada a Inglaterra por pocos años y consecutivamente a los Estados Unidos. Ahí, despliega una actividad académica y profesional importante, donde fue jefe y profesor del departamento de arquitectura de la universidad de Harvard y funda el grupo Architects Collaborative Inc. mejor conocido como TAC.  Es galardonado con el premio Goethe en 1961, máxima distinción cultural que otorga el gobierno alemán,  en el cual es el único arquitecto que ha recibido la presea. El legado del pensamiento de Gropius  traducido en la formación de diseñadores, ha llegado hasta permear universidades de la talla de ULM en los años cincuenta,  fundada en Alemania y muchas otras que retomaron el legado pedagógico de la Bauhaus.

Walter Gropius fallece el 5 de julio de 1969 en la ciudad de Boston, y nos lega un pensamiento y arquitectura del más profundo y puro funcionalismo, donde volúmenes, formas simples y  materiales innovadores hablan de un gesto de cambio, fundamental en la modernidad de los últimos 100 años.

Julio, 2009.

II Seminario del Observatorio de Arquitectura Latinoamericana Contemporánea, San Pablo, Brasil. Por Fernando Minaya Hernández

El observatorio, es un proyecto de investigación que tiene como principales objetivos definir el panorama actual de la arquitectura en Latinoamérica, así como reconocer qué y cuáles son las experiencias de los diferentes países en el desarrollo de espacios arquitectónicos, ya sean públicos o privados y en diversos géneros arquitectónicos. La integración del grupo de investigación es de tres países: México, Colombia y Brasil con la intervención de connotadas universidades: Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco, desde la División de Ciencias y Artes para el Diseño y su Área de Procesos Históricos y Diseño, la Universidad Nacional de Colombia y su Facultad de Artes y Arquitectura; y la Universidad de Sao Paulo, con la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, respectivamente.

Del 3 al 7 de noviembre pasados, se llevó a cabo en la ciudad Sao Paulo, Brasil, el Segundo Seminario del Observatorio de Arquitectura Latinoamericana en la sede de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Sao Paulo (USP). El encuentro abordó temas sobre los avances de investigación de los diferentes países y sus propuestas de categorías de análisis para la arquitectura contemporánea; así como los resultados de los seminarios de crítica arquitectónica, desarrollados en las tres universidades entre 2010 y 2011. Mismos que coadyuvarían a la identificación de las diversas metodologías de análisis, en aras de caracterizar la arquitectura latinoamericana de los últimos treinta años.

Los trabajos del segundo seminario se extendieron a los estudiantes licenciatura y posgrado de la universidad brasileña, a través de charlas sobre arquitectura de Colombia y México. Con ello se pretendió vincular el quehacer docente con la investigación en áreas poco atendidas, como lo es la crítica en arquitectura; y así poder desarrollar nuevas generaciones especializadas en el análisis y comprensión de los fenómenos arquitectónicos y urbanos de nuestro tiempo. También es importante destacar la discusión y posiciones de los países participantes sobre los procesos metodológicos sobre la crítica, conceptos, tendencias, categorías de análisis, entre otras, para profundizar en la amplia y diversa región latinoamericana; de la misma manera se abordó la perspectiva de difusión y estrategias de sostenimiento del propio proyecto en el corto plazo.

Finalmente, los avances presentados y las discusiones de los tres grupos llevaron a consensos en algunos casos, en otros, a posturas diferenciadas por la heterogeneidad de la arquitectura latinoamericana contemporánea, la cual sugiere no sólo un camino en el análisis y comprensión de los objetos y su contexto. Por ello es importante destacar, que el proyecto también parte de la experiencia multicultural de las regiones en que está compuesta Latinoamérica, y en ello descansa la pluralidad y diferentes formas de observar la arquitectura desde cada país; en consecuencia, los resultados futuros estarán encaminados a expresar varias actitudes que enriquecerán y conformarán la investigación. La siguiente reunión, se prevé para fines de 2012, con sede en la UAM-X de México.

Noviembre, 2011.

La Nana. Generadora de movimiento y arte. Por Gerardo Álvarez Montes

Abordar el rescate del patrimonio industrial en nuestro país resulta paradójico, si consideramos que somos un país que requiere de una creciente industrialización para que nuestra población acceda a mejores condiciones de vida, más desconcertante es que la misma industria destruye los testimonios de su propio desarrollo en aras de mayores beneficios económicos olvidándose del compromiso de valorar, preservar y transmitir de la mejor forma posible el basto patrimonio industrial que el país posee.

Muestra de este patrimonio es el inmueble conocido como “La Nana”, edificio de arquitectura industrial, obra del arquitecto Genaro Alcorta creado en 1908, cuyo origen se relaciona con la historia de los servicios de transporte eléctrico de la Ciudad de México a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, etapa en la que este sistema de transporte evolucionó del llamado tranvía de tracción animal o de mulitas (que sirve hasta 1932) al primer sistema electrificado de tranvías inaugurado en 1900 bajo la concesión otorgada por el gobierno mexicano a la Compañía Limitada de Transportes del Distrito Federal, empresa encargada de la generación de energía eléctrica y transporte electrificado en la capital.

La función que le dio origen a este inmueble fue la de ser una subestación de rectificación de energía eléctrica para alimentar la red de tranvías de la ciudad, que trabajaban con motores en serie alimentados con un voltaje de 600 volts, este papel de “alimentadora” le otorgó el sobrenombre de “La Nana”; mismo que se le dio a otras subestaciones que estaban ubicadas estratégicamente, entre ellas las  subestaciones de Tlalpan, Indianilla y Mixcoac, todas cumplían con esta tarea. A partir de los años 50’s el crecimiento del sistema de distribución y demanda de energía requirió de aumentar la densidad de carga de los circuitos de distribución, por lo que fue necesario utilizar una tensión de distribución más elevada, con ello las subestaciones que trabajaban con equipos de 3 y 6 (KVA) se sustituyeron paulatinamente, condenando a las “Nanas” a la obsolescencia y el olvido a finales de los 60’s.

Tras décadas de abandono, en 1994 “La Nana” se transformó en el “Nuevo Salón México”, con el fin de garantizar la conservación del bien inmueble se le otorgó al edificio un nuevo uso para continuar con la tradición popular del baile de salón en México, y rememorar el original Salón México ubicado a unas cuadras de este inmueble sobre la misma calle de Pensador Mexicano, inaugurado en 1920 y conocido como “La Catedral del Baile” o “El Marro”, este espacio se distinguió por atraer a los mejores bailadores de vals, fox trot, paso doble, tango y danzón; en su época de mayor auge el salón tenía amplios corredores en forma de herradura y cuatro pistas de baile conocidas como El Tianguis, La Azteca, La Maya y El Renacimiento, pistas que tiempo después serían rebautizadas popularmente como El Cebo, La Manteca y La Mantequilla, y que harían alusión a la clase social a la cual estaba dirigida cada sala. El antiguo Salón México fue cerrado en 1962 y al poco tiempo fue demolido por las afectaciones que sufrió tras el terremoto de 1957, su lugar es ocupado actualmente por la plaza comercial popular “Pensador Mexicano” y el patio de maniobras de la subestación de cables subterráneos de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.

El proyecto de reutilización arquitectónica del Nuevo Salón México estuvo a cargo del Arquitecto Raúl Rivas y fue realizado entre los años de 1993  y 1994, en él participó la Dirección de Sitios Patrimoniales y Monumentos del Departamento del Distrito Federal y los empresarios María Rojo y Miguel Nieto; los trabajos realizados consistieron en la reestructuración del inmueble, la impermeabilización de azotea, resanar, pintar y limpiar las fachadas, adecuar y reforzar la herrería de puertas, ventanas y barandales existentes y equipar con el mobiliario adecuado para el nuevo uso al inmueble, en la planta baja se integraron los servicios sanitarios y algunas bodegas y la parte que da al callejón de San Juan de Dios se destinó a bar. La propuesta plástica se orientó a la integración y aprovechamiento de los elementos eléctrico – industriales para darle un carácter propio al nuevo salón de baile. Múltiples factores socioculturales, políticos y de diseño arquitectónico contribuyeron para su cierre y cancelación del proyecto a fines del año 2000.

A partir del 20 de Julio de este año un nuevo proyecto de reutilización esta en marcha, “La Nana Fábrica de Artes” es un proyecto encabezado por Lucina Jiménez directora general de la asociación civil CONARTE, tiene por objetivo operar en un sentido de regeneración y de cohesión social, haciendo del edificio un centro de vida comunitaria que contribuya a la regeneración del barrio donde está ubicado y al abatimiento de los índices de desintegración social, adicciones y violencia a través del acceso a las manifestaciones artísticas.

Esta nueva propuesta arquitectónica de reutilización realizada por el Laboratorio de Arte Urbano y Arquitectura del Arquitecto José Allard C. para el Gobierno del distrito Federal y el Consorcio Internacional Arte Escuela en Septiembre de 2008,  plantea ubicar una sala de recepción, oficina de atención al público, salas de exhibición, bodega, área de guardado y vigilancia, sanitarios y una mediateca, en la planta baja. El primer nivel no sufrirá mayores cambios con respecto a la intervención previa realizada en 1994 y en el segundo nivel se plantea la adecuación de espacios para oficinas administrativas, salón de baile y servicios de comunicaciones y sanitarios.

Sin embargo su ejecución esta condicionada a la obtención de resultados a corto, mediano y largo plazo y al financiamiento económico que la asociación sea capaz de allegarse, esta situación complica un ejercicio de diseño arquitectónico integral que considere un conjunto de acciones  y estrategias de diseño para revalorar las cualidades arquitectónicas del inmueble y su explotación (en la mejor acepción del término) y de esta forma generar una nueva significación o mensaje que el edificio revele a sus nuevos usuarios y actividades con el objeto de lograr la comunión o compatibilidad entre el inmueble, su nueva función y la comunidad a la que sirve, como soporte arquitectónico o elemento de una nueva estructura urbana y social, solo así, se rebasarán las acciones de intervención que solo están orientadas a la adecuación de espacios para las nuevas actividades propuestas, acciones que rayan en la remodelación que aprovecha al inmueble únicamente como soporte o contenedor de un nuevo proyecto cultural.

Si bien la reutilización es una práctica que siempre ha estado presente en la historia de la arquitectura, hoy es una practica que debe asumirse con mayor responsabilidad por parte de todos los involucrados (arquitectos, clientes, autoridades, asociaciones civiles), en aras de la adecuada conservación del patrimonio edificado. Deseándole el mayor éxito posible a la asociación CONARTE en este proyecto de reutilización, esperemos se logre la adecuada conservación de “La Nana “en el pasado generadora de movimiento, hoy generadora de manifestaciones artísticas.

Septiembre, 2009.

Paradoja Revolucionaria. Por Gerardo Álvarez Montes

Paradoja Revolucionaria. Por Gerardo Álvarez Montes

Recorrer a pie y en domingo el Paseo de la Reforma es ya una actividad que ha ganando adeptos entre quienes disfrutamos la ciudad; y es que en tiempos recientes, el flujo vehicular dominical de los carriles centrales de Reforma se interrumpe para dar paso a ciclistas y peatones que retoman y hacen suyo  el espacio público.

Precisamente en un domingo del pasado mes de septiembre recorrí esta zona de la ciudad partiendo de la Alameda Central, ahí desde la avenida Juárez y en línea recta hacia el poniente observé un punto importante de este paseo: el Monumento a la Revolución; su reluciente cubierta de placas de cobre atraen fácilmente la mirada de cualquier peatón, así que  me dispuse a reconocer esa colosal estructura.

La historia este monumento se remonta hasta septiembre de 1910, cuando en el marco de los festejos del Centenario de la Independencia, el presidente Porfirio Díaz colocó la primera piedra del edificio diseñado por el arquitecto francés Émile Bernard, destinado para ser el Palacio Legislativo de la Nación. Sin embargo, el movimiento revolucionario imposibilitó el término de la obra, dejando en el olvido esta impresionante estructura durante más de dos décadas.

Es hasta enero de 1933, año en que el Gral. Plutarco Elías Calles y el arquitecto Carlos Obregón Santacilia presentaron un proyecto al entonces presidente de la República, el Gral. Abelardo L. Rodríguez para erigir un monumento a la Revolución. Esta propuesta fue aceptada el 25 de enero de 1933 y la obra fue encomendada al arquitecto Obregón Santacilia, quién también propuso (en 1936) la creación de la plaza de la república y del Museo de la Revolución (proyecto que se concretó hasta el 20 de noviembre de 1986).

Podría ser éste un ejemplo temprano de lo que hoy se conoce y practica como reutilización del patrimonio, más allá del pragmatismo constructivo que aprovechó una importante estructura, se trató de un proyecto de diseño de mayor trascendencia, destinado a honrar a la sociedad mexicana que forjó la Revolución,  y un hito de la ciudad que ayudaría a conformar la identidad de la moderna sociedad posrevolucionaria.
                                               
En 1992 se realizaron trabajos algunos trabajos de mantenimiento del monumento, que no detuvieron el lento pero progresivo abandono del lugar. Para marzo del 2009 el titular de la oficina de la Autoridad del Espacio Público del GDF, Felipe Leal; presentó un proyecto de “rescate integral” del Monumento a la Revolución y la Plaza de la República para convertirlo en un centro de esparcimiento cultural; esta intervención formaba parte de las obras para el festejo del Centenario de la Revolución en el 2010.

Finalmente el 20 de noviembre de 2010 y después de efectuarse la intervención antes mencionada se concretó la reapertura del monumento; a casi un año de este hecho hay varios aspectos dignos de comentarse.

Es grato corroborar que la intervención no se circunscribió únicamente al monumento y a la plaza, los trabajos de ensanche de las banquetas y la pavimentación con concreto y granito de mármol también incluyeron la avenida de la República –hoy renombrada como el paseo de las capitales–, y las calles Valentín Gómez Farías, la Fragua e Ignacio Ramírez; en estos trabajos se dio prioridad a los peatones y se incluyeron también obras de vegetación, mobiliario urbano e iluminación.

Una de las atracciones más populares de la plaza en cuanto a mobiliario urbano se refiere, son las fuentes secas que durante el día aglomeran y refrescan a una gran diversidad de visitantes –niños, padres de familia, parejas, ancianos,  estudiantes, visitantes extranjeros, jóvenes activistas de izquierda o miembros de las llamadas nuevas tribus urbanas, todos tienen cabida y disfrutan de ellas– y en las noches se iluminan para ofrecer un atractivo espectáculo.

En el monumento, destaca la incorporación de otro de los principales atractivos: el elevador panorámico, su inquietante masividad, se aleja radicalmente de la idea inicial en cuanto al uso de un mecanismo a base de tensores para minimizar visualmente este elemento, y lejos se está de respetar el criterio de reversibilidad en cuanto a la integración de nuevos elementos y además se altera la composición arquitectónica del edificio, pues visualmente se le añade una columna más al monumento, sería interesante y deseable conocer cuál fue la postura y participación del INBA ante esta institución.

Ya en el mirador el trabajo de limpieza y restauración de los sillares de cantera y de las esculturas se aprecia claramente, sin embargo a menos de un año de su reapertura se comienzan a deteriorar los encamisados de mortero que consolidan y protegen a los sillares, esto se explica por el intenso tráfico y el poco cuidado que los visitantes tienen al recorrerlo, sin duda las espectaculares vistas de la ciudad son un atractivo muy importante para todo tipo de visitantes, no es poco común encontrar fotógrafos de eventos sociales que se dan cita en este lugar para las sesiones fotográficas de quinceañeras con todo y chambelanes.

Así se retoma una de las funciones que le dieron origen a este recinto como monumento y mirador, esperemos que a partir de esta intervención se garantice su funcionamiento por muchos años y se logre el objetivo de mayor alcance, que es regenerar o reanimar esta zona urbana de la ciudad. Sin embargo un aspecto por demás preocupante, es el inconcluso estacionamiento subterráneo que hasta la fecha se encuentra inundado, esta situación va en detrimento del “proyecto integral de rescate” de este espacio público.

Resulta paradójico que a 101 años de distancia, aunque por circunstancias muy distintas, las obras conmemorativas de un acontecimiento tan relévate para el país queden inconclusas y se privilegie el acto político, soslayando la incapacidad de los responsables. No se trata de un hecho menor, la inversión pública que asciende a 328 millones de pesos y el relevante valor arquitectónico e histórico del monumento merecen nuestra atención; ¿cómo puede ser posible que aun año de la reapertura siga incompleto e inundado el estacionamiento subterráneo?, ¿quiénes son los responsables y a que sanciones se han hecho acreedores?; ante los tiempos electorales por venir ¿habrá la voluntad política necesaria para corregir esta situación?

Octubre, 2011.

La Arquitectura Contemporánea Mexicana en las Bienales convocadas por la Federación de Colegios de Arquitectos de la República Mexicana. Por. Concepción J. Vargas Sánchez

La Federación de Colegios de Arquitectos de la República Mexicana desde 1990 ha convocado a participar a los arquitectos, investigadores estudiantes de licenciatura y posgrado para que presenten sus obras construidas, publicaciones y tesis que producen cada dos años a la Bienal de Arquitectura Mexicana, con el fin de conocer, reconocer y difundir la producción relacionada con la arquitectura más significativa de los arquitectos mexicanos.

Desde 1990, año en que se realiza la primera Bienal de Arquitectura Mexicana hasta la fecha se han convocado 10 Bienales y se han publicaron 8 libros.
Este artículo presenta parte de los resultados de la investigación sobre el panorama que guarda la arquitectura mexicana contemporánea en nuestro país. La información se recabó en distintas fuentes, y para su estudio se organizaron las obras por ubicación y categoría. Esta información nos permite realizar diferentes lecturas de las obras premiadas.

Estados de la República Mexicana con mayor número de obras de arquitectura premiadas

El resultado del análisis estadístico de las obras premiadas por ubicación en nuestro país, nos muestra el comportamiento de la producción arquitectónica en las diferentes capitales de los estados de la República Mexicana. La gráfica muestra los estados y el número de obras premiadas de 1980 a 2006, período que cubre nueve de las diez bienales que se han realizado.

Destacan los estados de la República Mexicana que han tenido el mayor número de premios el Distrito Federal con 179 premios, Yucatán 31, Nuevo León 20, Jalisco 16 y el Estado de México 14, en ellos podemos constatar cuales son los estados que han hecho importantes inversiones públicas y privadas en períodos claramente identificados. Una vez más el centralismo del Distrito Federal predomina en la producción arquitectónica del país. Puebla y Oaxaca han obtenido únicamente 4 premios cada uno.

Estados de la República Mexicana con menor número de obras de arquitectura premiadas

El jurado es integrado en cada Bienal por arquitectos de reconocido prestigio para juzgar las obras arquitectónicas; y por investigadores para las publicaciones, investigaciones y tesis. Unos de ellos, son seleccionados como miembros de la Academia Nacional de Arquitectura o de la Academia Mexicana de Arquitectura y otros como arquitectos premiados en la Bienal anterior.

Las Bienales expresan lo que en la profesión y en la sociedad está sucediendo respecto al hacer urbano-arquitectónico como resultado de la situación actual,  la calidad de las obras reflejan el alto nivel, capacidad y creatividad de los arquitectos mexicanos.
Son 15 los estados del país que han tenido el menor número de participaciones y premios. Destacan en la gráfica con 3 premios los estados de Coahuila, Hidalgo, San Luís Potosí, Sinaloa, y Tabasco, con 2 premios Aguascalientes, Chihuahua y Sonora. Los 6 estados restantes con una sola obra premiada.

Categorías o géneros arquitectónicos con mayor número de obras premiadas

De las 20 categorías convocadas por las bienales, tres de ellas, la  vivienda unifamiliar, el comercio y oficinas representan el 50% de los trabajos premiados. Categorías, como la vivienda de interés social, salud, cultura, planeación, diseño urbano y restauración, se han presentado eventualmente una o dos obras. En innovación tecnológica no se presentan obras, lo que ratifica el poco interés que por parte de los arquitectos en nuestro país para experimentar con nuevos sistemas tecnológicos y nuevos materiales para generar nuevas formas.

Categorías o géneros arquitectónicos con menor número de obras premiadas

En esta gráfica es de suma importancia porque podemos constatar que los grandes problemas de habitabilidad de los grupos mayoritarios que aquejan a la sociedad mexicana no han sido suficientemente atendidos ni por la inversión pública, ni por la privada.

Lo anteriormente expuesto, nos presenta dos puntos de vista. Uno que nos permite constatar que las obras construidas por arquitectos mexicanos presentadas en las Bienales tienen calidad espacial y formal que es reconocida a nivel nacional e internacional; pero, también son un claro reflejo de nuestra sociedad ya que nos muestra claramente la falta de atención por resolver las carencias de planificación de nuestras ciudades, de la innovación tecnológica y sobre todo, de la baja calidad que tiene la vivienda social que se está produciendo en nuestro país; temas vitales para superar los grandes problemas que padece en nuestro territorio.

En las gráficas se presenta información del panorama de los últimos 30 años de la arquitectura y el desarrollo urbano en México.

Septiembre, 2009.

La verticalidad del Paseo de la Reforma en los siglos XX y XXI. Por Claudia Chávez Albor y Ma. Pamela Vicke Sánchez

El Paseo de la Reforma es una de las principales avenidas de la Ciudad de México, cuya historia inicia a mediados del siglo XIX con el proyecto y construcción de la primera etapa por orden del emperador austriaco Maximiliano y la Emperatriz Carlota Amalia. La avenida ha evolucionado, tanto en sus denominaciones [Paseo de la Emperatriz, Paseo Degollado y finalmente a partir de 1873 Paseo de la Reforma], como en diversas modificaciones arquitectónicas y urbanas que la han transformado como la conocemos hoy en día. 

A mediados del siglo XIX, Maximiliano de Habsburgo llegó a la ciudad de México para convertirse en emperador. Su residencia estaba en el Castillo del Bosque de Chapultepec y ahí fue donde quiso crear un boulevard, al estilo de las ciudades europeas. Pero el proyecto quedó inconcluso porque el emperador fue fusilado por órdenes de Benito Juárez en 1867, y fue con Sebastián Lerdo de Tejada cuando la vialidad adopta el nombre de Paseo de la Reforma, en honor a las Leyes de Reforma que caracterizaron la época llamada la República Restaurada. La consolidación del Paseo de la Reforma como el eje del crecimiento de la ciudad de México ocurrió durante el Porfiriato, entre 1877 y 1911. Un aspecto muy importante que se destacó en la transformación de la Avenida Paseo de la Reforma como asentamiento urbano, son en el ámbito urbanístico, arquitectónico y visual en este sector de la ciudad; si hacemos referencia a la época de la Revolución con el crecimiento de la población, sus residencias de estilo ecléctico empezaron a sumarse las casas de familias adineradas volviéndose un lugar seguro para vivir. Más tarde, dichas casas dejaron su lugar para los primeros edificios, pues la vivienda en el Paseo de la Reforma ya no era suficiente,  empezó entonces la construcción de inmuebles para servicios, entidades financieras, hoteles y décadas después, para múltiples instituciones y dependencias, entre ellas, la Lotería Nacional, en el llamado edificio El Moro.

Entre los años setenta y ochenta, el Paseo de la Reforma comenzó a despoblarse a raíz del sismo de 1985, hoy en día a 26 años de distancia las autoridades estiman que existen en proceso de construcción 17 nuevas torres, lo que significa que la avenida ha logrado ser una zona de mayor atractivo para los inversionistas. Por el momento se localizan las sedes de tres grupos financieros españoles, la aseguradora Mapfre, el Banco Santander y BBVA Bancomer. A principios del Siglo XXI, el ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal Andrés Manuel López Obrador (2000-2005), remodeló la avenida, durante estas obras se movió y restauro el monumento a Cuauhtémoc, además del mantenimiento en fachadas de edificios que fueron construidos a mediados del siglo XX. En 2003 fue inaugurada la Torre Mayor, a la postre el rascacielos más alto de la ciudad, del país y el tercero en Latinoamérica, también entonces se propuso instalar kioscos de información turísticos y cafés a lo largo de la vialidad como atractivo para turistas nacionales y extranjeros. La avenida incluso, aprovecha sus amplias aceras para montar exposiciones en diversas épocas del año que pueden observarse en vehículo o a pie.

Finalmente la avenida Paseo de la Reforma, de aquella imagen del siglo XIX cuando el emperador Maximiliano quería tener sus Campos Elíseos a la mexicana, con sus con sus enormes residencias eclécticas afrancesadas, se transformó en una arteria con arquitectura vertical y plurifuncional, tanto de uso habitacional y comercial, como para hoteles y oficinas. Esperemos que éste nuevo paseo de los rascacielos, con sus ciclo vías, domingos libres de autos, y buen mantenimiento de jardines, fuentes y monumentos, siga siendo también el de la gente, las familias, los deportistas y el peatón común.

Noviembre, 2011.

Arquitectura institucional en la Ciudad de México: una reflexión sobre su valoración. Por Fernando Minaya

La valoración de los edificios institucionales no debe solo de partir de la estética del inmueble por sí mismo, es parte de un tejido urbano, de una historia social y politica, su instauración es fragmento de diversas causas que forman a un grupo de ejemplos de arquitectura, concebidos dentro de un sistema amplio. Los edificios públicos son la construcción y el camino de sostenimiento de la trayectoria de la sociedad y sobre todo del Estado.

Al referirnos a la modernidad del Estado mexicano y su arquitectura, se enuncian las bases de sus estructuras ideológicas que unifican y plantean pautas de desarrollo, a su vez, al integrar el nacionalismo, cobra vida la identidad de la nación previamente constituida, y sus valores culturales del presente.

La documentación y preservación de estas edificaciones institucionales es importante para poder explicar las transiciones, cambios, procesos de consolidación y desarrollo de la ciudad y como parte de la sociedad. La modernidad arquitectónica modificó en gran medida a la Ciudad de México, como ejemplo: actualmente en el centro histórico, el 60% de los edificios fueron construidos en el siglo XX (Rodolfo Santa María, 2005), esto quiere decir que la valoración del patrimonio construido en el casco histórico de la capital del país, no necesariamente corresponde a edificios virreinales o del siglo XIX, por el contrario, son ejemplos modernos del siglo pasado.

La conservación arquitectónica en su formato de documentación,  no se refiere a la aplicación de medidas que provoquen la inmediata intervención física del edificio; por el contrario se desea mantener tener la memoria continúa de la construcción de la ciudad. La idea contempla la información pertinente para valorar, de acuerdo al proceso histórico, consolidación tipológica, tecnológica, arquitectónica y social. Por ejemplo, el Monumento a la Revolución, su origen no corresponde a su uso actual; pero no por conmemorar un suceso anterior tendríamos que reconstruir el Palacio Legislativo proyectado por Émile Bernard hacia finales del XIX, ahora el monumento es reflejo de lo acontecido por la posrevolución. En determinados momentos, los valores de origen en ciertas circunstancias ya no son vigentes, la evolución de la sociedad e ideología permiten los cambios en el diseño arquitectónico y condicionan de sobremanera a la conservación.

La arquitectura y las ciudades no pueden convertirse en pequeñas fotos instantáneas o museos de una época, corresponden a su momento, sin dejar de lado los valores y condiciones que se imponen en cada periodo histórico, instrumentos que prolongan su vida y por consecuencia la de sus moradores. La valoración parte de la premisa sobre quien ostenta el poder es quien define que estará dentro o fuera de la selección. La arquitectura institucional en México tiene el papel de títere de aspiraciones ideológicas, dominación y frustrados intentos de legitimación estadista. Lo ocurrido en los últimos años con la Biblioteca Vasconcelos, la T2 del Aeropuerto Internacional y próximamente con el no-arco bicentenario son reflejos de políticas desgastadas; auto-anulación de proyectos, aún cuando no ha concluido su proceso constructivo; y por último, la creciente debilidad del Estado para defender su arquitectura, y como algunos mencionarían: quien defiende lo indefendible.

Julio, 2009.

Dos museos de Brasil. Por Enrique Ayala Alonso

Entre 1936 y 1943, un equipo de jóvenes arquitectos encabezados por Lucio Costa (1902-1988), y orientado por Le Corbusier, realizó el Ministerio de Educación y Salud en la ciudad de Río de Janeiro, que señala el inicio de la admirable arquitectura brasileña moderna. Entre los miembros del equipo se encontraban Affonso Eduardo Reidy (1909-1964) y Oscar Niemeyer (1907), que destacarían como grandes exponentes del Movimiento Moderno en ese país.

Ambos arquitectos son autores de sendos museos de arte en Río de Janeiro, construidos con casi tres décadas de diferencia, aunque entre la realización de los  respectivos proyectos es aún mayor. De Reidy es el Museo de Arte Moderno (1954-1967) y el de Arte Contemporáneo de Niteroi (1991-1996) de Niemeyer, los cuales más allá de las obras que exhiben, son referencias obligadas de la arquitectura latinoamericana.

El Museo de Arte Moderno (MAM), localizado en el parque de Flamengo sobre terrenos ganados al mar, consta de tres cuerpos: auditorio, escuela de arte y la impresionante sala de exposiciones, cuyas características plásticas, espaciales y tecnológicas hacen de este museo una de las mayores obras de la arquitectura brasileña del siglo XX. La estructura del bloque de exposiciones está constituida por marcos de concreto armado aparente, dispuestos en paralelo a cada diez metros, cuyas columnas en forma de “V”, también dan soporte a la losa del primer piso, sin necesidad de apoyos intermedios. La losa del segundo nivel, a su vez, cuelga de las vigas superiores, para facilitar la flexibilidad de las salas de exposición. Los jardines son obra del arquitecto paisajista Roberto Burle Marx (1909-1994).

El MAM, fundado en 1948, funcionó en locales provisionales antes de establecerse en este edificio que, a causa de su muerte Reidy, no pudo ver concluido. En 1978 el museo sufrió un incendio que destruyó prácticamente toda su colección entre la que había obras de artistas de renombre: Picasso, Salvador Dalí, Max Ernest, René Magritte y Joaquín Torres García, entre otros. En la actualidad posee obras de artistas brasileños e internacionales de fama mundial.

Por su parte, el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), ubicado en la isla de Niteroi frente a la costa carioca, destaca por su sencillez y su belleza. El edificio consta de un solo volumen que se yergue como una flor —según palabras de Niemeyer— a la orilla del mar. El volumen está dividido en tres partes por dos macizos y amplio ventanal que lo circunda, desde el cual es apreciar desde distintos ángulos el imponente paisaje de la bahía de Guanabara.

El edificio, de planta circular de 50 m de diámetro, está soportado por un cilindro de nueve metros de diámetro, desplantada en medio de un espejo de agua. El acceso al museo se logra por rampas onduladas, que en su interior posee de dos pisos y un mezanine. Su acervo lo constituyen obras plásticas de artistas brasileños producidas entre 1950 y 1990.

Al exhibir gran parte de producción plástica brasileña del siglo XX, ambos museos no sólo se complementan sino que constituyen sendas obras maestras de dos de los mayores arquitectos del Movimiento Moderno en Latinoamérica.

Junio, 2009.

Urbanismo de mediados del siglo XX. Por Fernando Minaya

Durante la segunda modernidad en arquitectura  y urbanismo en México, de 1940 hasta 1970, se establecieron paradigmas urbanos que incentivaron el crecimiento de las ciudades a través de nuevos asentamientos humanos, infraestructura vial, equipamiento urbano y nuevas formas de planeación. El pensamiento y la producción teórica permeó a occidente con sus nuevos planteamientos; así lo denotaron los manifiestos del CIAM, la Carta de Atenas, el Team X, los cuales influenciaron a los procesos de planificación en toda Latinoamérica. México, por su parte, contribuyó a su propio proceso hacia la planificación urbana a través de grandes impulsores como Carlos Contreras, Alfonso Pallares, José Luis Cuevas, Domingo García Ramos, Mario Pani, dentro de un contexto donde el propio Estado, y el desarrollo industrial impactaron en las ciudades de permanente expansión y profundos cambios sociales.

El diseño, la planeación y el desarrollo de las ciudades es fundamental para comprender la actual cultura urbana. La conexión  entre lo social y lo económico ha provocado la consolidación de la metrópoli en las recientes décadas, aunque sus dinámicas no fueron exclusivas de México, en todo el mundo desde la posguerra, se expandieron las ciudades, y con ello surgieron nuevos planteamientos y formas de entenderlas, que en general buscaban mejorar las condiciones de vida. Las nuevas formas de habitar implicaron también tipologías arquitectónicas, tanto de la vivienda unifamiliar como la de los grandes conjuntos. El fenómeno de la conurbación comenzó en la segunda modernidad, impactando las escalas de las ciudades tradicionales, además sus centros históricos iniciaron un proceso de deterioro, abandono y alteración. A su vez, es pertinente enunciar el centralismo ejercido por el Estado Mexicano, con lo que se agudizó el desequilibrio regional del país; fue ahí donde se plantearon diferentes soluciones desde la perspectiva económica y geográfica de la planificación.

El factor preponderante, hacia mediados del siglo XX, fue el aumento de la tasa urbana, que repercutió hacia el interior de la República. Monterrey creció alrededor del 6% en promedio para la década de 1950. Otros casos fueron las ciudades fronterizas con un crecimiento urbano acelerado, que por su cercanía a los Estados Unidos, como Tijuana, Mexicali y Ciudad Juárez; finalmente, las ciudades de Hermosillo y Culiacán con impulso agrícola integraron la lista. Así el desarrollo urbano en el Sistema Nacional de Ciudades de 1950 contó con 84 ciudades, 17 con fuerte crecimiento; para 1960 fue de 124 ciudades, y al finalizar la década Guadalajara, Puebla, Toluca, Querétaro y Cuernavaca presentaron crecimientos urbanos concluyentes para el país[1]. Lo anterior se encuentra enmarcado por dos determinantes, el inicio del modelo de sustitución de importaciones hacia 1950, y por el agotamiento del “milagro mexicano” con la implantación del desarrollo compartido hacia 1970.

El periodo y los datos demográficos establecen dinámicas coyunturales de la evolución de la ciudad. Cabe destacar que la “ciudad moderna” forma parte de un periodo amplió; no obstante, la segunda modernidad da lecturas de planificación, tanto de continuidad como de ruptura de las urbes hacia el siglo XXI. Finalmente, el urbanismo del siglo XX configuró y estableció los esquemas contemporáneos de las vialidades  y estructura urbana; en ellos radica la vertiginosa y abrupta transformación de la ciudad en las últimas décadas.

Octubre, 2011.


[1] Datos estadísticos obtenidos en INEGI.

GUADALAJARA, PANAMERICANOS Y ESTADIO OMNILIFE, entre las vivas y las dudas. Por Alejandro Ochoa Vega

Guadalajara está de plácemes, el próximo viernes 14 de octubre inaugura los XVI Juegos Panamericanos para los cuales se han realizado diversas obras con la participación de múltiples instancias, públicas y privadas. 23 nuevos recintos y estadios para los deportes en competencia, como los complejos de tenis, gimnasia, ciclismo, beisbol, natación y clavados, voleibol, raquetbol, lucha grecorromana, básquet y tenis de mesa, además de la villa panamericana, conforman equipamientos que después de la contienda, quedaran en la ciudad para el beneficio de su población. Además, el flamante Estadio Omnilife, del equipo de futbol “Chivas”, inaugurado hace poco más de un año, será la sede tanto de la inauguración como de la clausura, y de los encuentros de futbol varonil y femenil. Así, parece que la mesa esta puesta para una justa memorable, en una ciudad que invierte para poner su nombre en el historial del deporte mundial, y deja para sí, instalaciones de vanguardia. No obstante, no todo es tan positivo, veamos algunos problemas.

El estadio de atletismo, se terminaría días antes de la inauguración de los juegos, las dificultades para la construcción de la Villa Panamericana fueron enormes, de una idea de ubicación en el centro de la ciudad, alrededor del Parque Morelos, un tanto descabellada y al final utópica, a donde finalmente se hizo, en Zapopan cerca del Estadio de las Chivas, y donde todavía hay problemas con el uso del suelo. Explotación política del evento por parte del gobernador, en sus pretensiones para ser candidato a la presidencia de la república, finalmente frustradas, y algunas dudas de la eficiencia en la operación de los juegos, por diferencias entre las distintas autoridades deportivas nacionales. En fin, ojalá los problemas técnicos y políticos, no empañen un esfuerzo gigante donde podemos salir bien librados, como país y ciudad organizadora, con nuestros deportistas que pueden crecer en su desarrollo y regalarnos un buen número de medallas, y con nuevos equipamientos deportivos y de recreación, para la Guadalajara de estas primeras décadas del siglo XXI.

Al final, una reflexión sobre Estadio Omnilife de las Chivas, el equipo de mis amores. La relación del dueño, Jorge Vergara,  del Club Deportivo Guadalajara con su afición, desde 2002 que llego, ha sido tormentosa en muchos sentidos, de amor y odio, sus cambios de humor y entrenadores a lo largo del tiempo, su actitud pretensiosa y empresarial respecto  a la marca “Chivas”, su exiguo logro de un campeonato en 9 años, contrastan con el desarrollo positivo de las fuerzas básicas, que ha permitido exportar a la Liga Premier de Inglaterra a Javier Hernández el “Chicharito”, y sobre todo por haber construido el nuevo estadio. Justo la revista Obras, recién nombró al Estadio de las Chivas, como la obra del año 2011, reconocimiento que coincidimos por ser una propuesta arquitectónica eficiente, flexible en usos, atractiva formal y espacialmente y con un impacto social innegable.

Faltan algunos aspectos por resolver, como una serie de obras viales para mejorar los desahogos y más rutas de transporte público, pero sin duda, este nuevo recinto para el espectáculo, concebido por los arquitectos franceses Jean-Marie Massaud y Daniel Pouzet, y materializado por los ingenieros españoles Luis Bozzo Estructuras y Proyectos, y los arquitectos mexicanos VFO, representa lo mejor de la arquitectura mexicana en la primera década del siglo XXI.

Octubre, 2011.

Los mercados públicos, una tradición en la vida cotidiana. Por Ma. Pamela Vicke Sánchez

Mercado: se deriva del vocablo mercante, en el lugar, donde los productos son expuestos para su venta o intercambio. La palabra mercado, se remite a la existencia desde hace siglos, de las formas de vida y útil de los “mercados tradicionales”, que han permitido el intercambio de los bienes y servicios, antes realizado por medio del trueque.  En un principio, el negocio de los productos comenzó en manos de una multitud de pequeños productores, que vendían o intercambiaban sus cosechas, animales, etc., instalándose a cualquier hora, en las esquinas de las calles o en las plazas de pueblos cercanos a sus moradas.

Pues cabe señalar que en los mercados se congregaban como en la época prehispánica, una enorme cantidad de mercancías tanto de origen nacional como importadas, productos agropecuarios y una amplia variedad de artículos para usos diversos y subsistieron algunos mercados y tianguis especializados en flores, frutas, verduras, forrajes, materiales para la construcción, carbón y para la venta de animales, proveniente de la caza y la pesca en el área lacustre. 
La proliferación de mercados cubiertos, significó un acceso más continuo y directo a los productos de primera necesidad; posteriormente, surgen los supermercados y tiendas de autoservicio y estaban ubicados generalmente, en las avenidas de mayor circulación y en las zonas periféricas de la ciudad.  El primer supermercado que se estableció en la ciudad fue SUMESA y después lo que conocemos actualmente: Superama, Aurrerá, Comercial Mexicana; Gigante, ahora Soriana y hoy en día Wal-Mart; Carrefour, ahora Chedrahui, SAM’S, COSTCO, por mencionar algunos.
Dado a la influencia comercial iniciada en los Estados Unidos en nuestro país, ellos dan los primeros pasos y nosotros lo asimilamos, porque tienen amplio estacionamiento, facilidades de pago, como la tarjeta Sí Vale, apoyo que brinda el Gobierno del DF a los adultos mayores, (aunque en algunos mercados ya lo están implementando), horarios de servicio accesible, laborando hasta días festivos, debido al crecimiento de estas cadenas de supermercados y a la falta de modernización, los mercados populares del Distrito Federal hoy en día,  enfrentan “una severa crisis”, encontrándose en un estado de abandono y decadencia.
Según datos de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco), revelan que los supermercados cubren 52 por ciento de la demanda, mientras que los 317 mercados públicos cubren sólo 20 por ciento de la demanda de abasto de alimentos de los capitalinos. El diagnóstico que realizó la dependencia local, señala que los mercados públicos se sitúan en desventaja frente a las tiendas de autoservicio.
Ya que en octubre del año pasado, se inauguró la Bodega Aurrerá Exprés, localizada en Santa Cruz 77, en la colonia San Simón Ticomac. Dicho establecimiento mercantil se ubica a 30 pasos del mercado Portales, principal centro de abasto de la delegación Benito Juárez; y durante el primer día de operaciones de la tienda departamental, los locatarios bloquearon el acceso bajo la consigna de “que la empresa estadunidense Wal-Mart pretende acabar con los mercados populares”.
Por su parte, autoridades capitalinas reconocen el abandono y el riesgo que enfrentan los mercados públicos frente a las cadenas comerciales, por lo que reconstituyeron el Comité de Mercados Públicos, que no había sido instaurado desde hace 20 años.  El comité tendrá como objetivo proponer políticas de apoyo a los mercados públicos, a fin de que adopten un esquema de modernización que haga más eficiente la distribución de productos básicos.
El comercio es una actividad universal, que absorbe las características propias de su tiempo y del espacio en que se desarrolla, no obstante sigue siendo igual, como quien dice ha cambiado el ritual, la ceremonia es distinta, pero el arte sigue siendo el mismo: vender y comprar, comprar y vender, en beneficio para el que lo compra y para el que vende.  Por ello la importancia de la permanencia de los mercados públicos en la actualidad, radica en que las autoridades les aporten el presupuesto para el mantenimiento y mejoramiento de sus instalaciones, así como recuperar su identidad, para que no se pierda la tradición.
Julio, 2009.