¿Y las arquitectas? Por Dulce Ma. García Lizárraga




Esta es la pregunta que me surgió de inmediato al leer la encuesta de Reforma, titulada “Los 10 mejores arquitectos”. Para llegar a esta selección, nos dicen los autores, se entrevistaron a 365 arquitectos. La pregunta fue ¿Quiénes considera que son los tres mejores arquitectos en activo de la ciudad de México y la zona metropolitana?

Al revisar la lista, que a continuación me permito transcribir en riguroso orden: Teodoro González de León, Alberto Kalach, Mauricio Rocha, Francisco Serrano, Enrique Norten, Javier Sordo Madaleno, Michel Rojkind, Javier Sánchez, Bernardo Gómez Pimienta, Agustín Hernández, me salta el que no aparecen arquitectas. Incluso fueron tres mujeres las que participaron en la encuesta ¿acaso se tendría que haber planteado esa posibilidad en la pregunta? ¿o los entrevistados no recuerdan o reconocen a ninguna?. Es evidente que la mayoría no.

Al día siguiente de leer esta nota, todavía con la inquietud dándome vueltas en la cabeza, me presenté a dar una plática a los alumnos del Tronco Divisional sobre “La práctica profesional de la arquitectura”, y no pude resistir plantear esta situación, considerando que casi el 50% de nuestros estudiantes son mujeres, y que han pasado más de 60 años de haberse recibido la primera mujer en esta profesión (Ma. Luisa Dehesa 1939).

Y no se trata de cual arquitectura es mejor si la hecha por hombres o por mujeres o si es de género. Simplemente evidenciar ciertas actitudes, que Zaida Muxi conocida por su experiencia en cuestiones de espacio y género,  en su última conferencia en la UNAM, denunció como ocultamientos e incluso menosprecio. Esta investigadora también destacó que hombres y mujeres perciben de manera distinta el espacio y su entorno, y muchas veces las arquitectas, con pequeñas acciones, no espectaculares, -la excepción es la arquitectura de Zaha Hadid- contribuyen a cambiar la calidad de vida: parques o juegos infantiles, guarderías, lavanderías y comercios en los barrios o unidades habitacionales, por mencionar algunos.

Me pregunto también el porqué en la Guía de arquitectura mexicana de la ciudad de México, solamente aparecen los nombres de cinco mujeres en una lista de casi 200 nombres de arquitectos, o por qué en los créditos de las obras de despachos en las que son socias, su nombre aparece en segundo o tercer lugar, sucediendo lo mismo con los premios.

En los últimos tiempos, jóvenes arquitectas “en activo” tienen gran presencia en la arquitectura, el arte, la crítica y la teoría, en la ciudad de México. Me refiero a Fernanda Canales, de la cual entre sus últimos proyectos destaca el Centro Cultural Elena Garro. Paloma Vera, Delegada de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (2012). Y Tatiana Bilbao, que recibió medalla de plata en la XII Bienal de Arquitectura Mexicana 2012 por su proyecto del Jardín Botánico en Culiacán.

Más alejada de los reflectores, la arquitecta oaxaqueña Claudina López, encabezo los trabajos de restauración de la fábrica de hilados y tejidos en san Agustín Etla, muy cerca de la ciudad de Oaxaca. Hoy Centro de las Artes de San Agustín (CaSa). Una excelente obra, de gran respeto a la construcción original y a la vez con incorporación de elementos contemporáneos en espacios por lo general poco atendidos como son los sanitarios.

Al respecto y para finalizar, me parecen muy pertinentes los comentarios de Gustavo López padilla, al comentar el Centro Cultural Elena Garro en Coyoacán: “Vale la pena señalar además, la importancia del grupo de diseño encabezado por mujeres, Fernanda Canales, Saidee Springall y Paloma Torres, lo cual no es frecuente ni numeroso, para la realidad de la arquitectura mexicana.”

Noviembre, 2012

Orquideorama. Por Susana Ezeta



En la actualidad todo es construible por las enormes posibilidades de las técnicas constructivas, de los nuevos materiales y métodos de cálculo, a pesar de ello, es más difícil la creación de formas. Ahora el lema atribuido a Louis Sullivan “la forma sigue a la función” ha sido sustituido por “la forma sigue a la imagen” y la imagen en movimiento.
El teórico Jean Louis Durand señalaba que la forma es el resultado de la combinación de diferentes elementos como la simetría, la regularidad y la simplicidad, con estos valores formales era posible obtener una construcción económica, además, todo proyecto debía tener una utilidad pública y privada para dar dicha a los individuos, a la familia y a la sociedad.

En la naturaleza se encuentran estos elementos usados por muchos arquitectos a lo largo de la historia de la arquitectura. Tal es el caso del grupo de arquitectos conformado por Felipe Mesa, Alejandro Bernal, Camilo Restrepo y Paul Restrepo quienes en 2005 resultaron ganadores para la construcción del Orquideorama emplazado al interior del Jardín botánico “Joaquín Antonio Uribe” en Medellín, Colombia.

El Orquideorama es  un proyecto producto de las ideas de jóvenes arquitectos que atendieron las condiciones del programa arquitectónico del concurso: una estructura flexible, que sirva para exponer orquídeas - flor nacional de Colombia- además de otras flores nativas, que el espacio estuviera cubierto con la posibilidad de adecuarse a eventos variados como conciertos, festivales, exposiciones o desfiles de moda.

El espacio construido establece una clara relación entre la arquitectura y los elementos vivos, enlaza lo natural y lo artificial utilizando la geometría de un hexágono para crear módulos que ellos denominan flor-árbol.

Este módulo se repite creando una configuración que parece incompleta y que es susceptible de seguir creciendo como un amplio bosque que restituyendo el follaje faltante en donde existía, antes de esta intervención, un complejo industrial.

Las estructuras que nombran flor-árbol se compone por siete hexágonos, uno central que sirve como tronco hueco del cual se desprenden seis hexágonos para formar la cubierta en forma de panal semejando a la configuración de una colmena.

Desde la biblia y el mundo clásico las dos fuentes del pensamiento occidental, están plagados de alusiones a la colmena llegando a considerarla como la forma utópica de pe de una sociedad perfecta, solidaria y laboriosa.

Esto se logra con claridad en el Orquideorama, en donde ningún elemento compite con el otro, al contrario trabajan en conjunto creando patios que permiten ejercer un control moderado de la temperatura, la humedad y la recolección de agua.

La flor-árbol, inicia con seis columnas esbeltas de sección circular que rematan en las aristas de un hexágono que semeja el cáliz de una flor que se abre en forma helicoidal para dar paso a los pétalos que forman la cubierta que va creciendo al lado de la otra. Más que una cubierta, se construye una superficie superior con las cualidades lumínicas y ambientales de los follajes.

Esta obra refleja una configuración en constante movimiento y transformación, creando ecosistemas por medio de la sabia utilización de la geometría, los materiales y la estructura alusiva a la colmena. 

Julio, 2011

Doceava Bienal de Arquitectura de Venecia. “ People meet in Architecture”. Por Paula Reséndiz Amador.




« I love to be a place for reading » declara, con una suave voz femenina, el edificio del Centro de Estudios Rolex, en Suiza. “If buildings could talk” es el título del filme en tercera dimensión que el cineasta alemán Wim Wenders realizó al aceptar la invitación de la arquitecta japonesa Kazuyo Sejima y de su colega Ryue Nishizawa, autores de la emblemática construcción de la Escuela Politécnica de Lausanne y ganadores del premio Pritzker 2010. Presentada en première mundial como introducción a la doceava Bienal de Venecia, la cinta de seis minutos porta una mirada emotiva del edificio vivo sobre las personas que lo habitan y que construyen, con su presencia y el uso diario, el espacio. Por medio de las reflexiones en voz alta del edificio -sin duda femenino por las curvas de sus volúmenes-, el tema de la Bienal establecido por Kazuyo Sejima cobra todo su sentido: “ People meet in Architecture”.

En una sociedad post-ideológica, donde los ciudadanos están conectados entre sí como nunca antes, las relaciones se establecen por comunicación virtual, indirecta. Empero, los arquitectos consideramos que los espacios reales aún poseen la fuerza de esclarecer los valores de la cultura contemporánea y de expresar las nuevas maneras de vivir, de soñar y de ser libres. Bajo estas premisas, descritas por Kazuyo Sejima en el libreto de la Bienal, cada expositor –arquitecto, ingeniero o artista- presentó su punto de vista sobre el lazo que existe entre la arquitectura (el espacio) y las personas (las relaciones humanas).

 A lo largo de las diecisiete salas del antiguo Arsenal de Venecia y de las cuatro exposiciones en el Palazzo delle Esposizioni, se descubren las posibilidades sensoriales que ofrece la arquitectura contemporánea. Después de visitar algunos de los “Eventos Colaterales” en la ciudad y en el Palazzo Ducale, de pasear por los pabellones del Giardini y de visitar la sede permanente de la Bienal, Ca’ Giustinian, puedo destacar que, dentro del edificio del Arsenal, el “cloudscape” del arquitecto japonés Tetsuo Kondo fue la instalación artística más hermosa que vi, por inmaterial y atemporal:

En términos generales, un “cloudscape” es la representación gráfica de un paisaje con nubes.  Si bien los pintores y fotógrafos han plasmado las nubes con diferentes técnicas para transmitir diferentes emociones, pocas han sido las ocasiones en las que se puede percibir la nube desde el centro de su condensación. Tal es el caso de la experiencia realizada en colaboración con la empresa alemana TRANSSOLAR. Al centro de una de las inmensas salas del Arsenal, reina una rampa helicoidal de acero de cuatro metros de altura. Hundida en una nube artificial, la rampa permite al visitante un recorrido por ese fragmento de cielo que se ha acercado a la tierra. El espectador, atónito, recorre este espacio etéreo que cambia, no sólo de visibilidad sino también, de temperatura. Los límites de la sala desaparecen según se esté por encima o por debajo de la nube. La percepción hacia el otro cambia, sobre todo cuando se constata que uno mismo desaparece para quien nos observa. La capacidad de asombro con el fenómeno más elemental de nuestro planeta es puesto a prueba en este inicio del recorrido de la Bienal.
El extraordinario artista danés-islandés Olafur Eliasson también sorprendió a los visitantes con su instalación kinética,  “Your split second house”, que pone a prueba las capacidades sensoriales de cada quien.

Destacan también las maquetas escala 1:100 del proceso constructivo de la ópera Metropolitana de Taichung, en Taiwan, del despacho japonés Toyo Ito & Asociados (donde Kazuyo Sejima inició su carrera arquitectónica antes de fundar SANAA).  Destaca la escultura de granito y cedro perfumado del arquitecto chileno  Smiljan Radic -quién presentó su obra en el pasado Congreso Arquine-. “El niño escondido en un pez” evoca la seguridad que aporta un refugio, haciendo referencia al terremoto que afectó Santiago de Chile en 2010-. Destacan las monumentales vigas de granito del español Antón García-Abril (“Balancing Act”) que caracterizan su obra por los juegos de gravedad y equilibrio.

Resulta imposible reseñar el conjunto de las obras destacadas en una sola nota. Basta mirar el plano de Venecia para comprender que la Bienal de Arquitectura no es una exposición puntual ni convencional. Es la presentación a escala urbana de una serie de investigaciones, de procesos, de conclusiones temporales y también, de auto-promoción a escala internacional. Más allá de concentrarse en las obras de vanguardia, cualquier visitante debe primero vivir la experiencia de perderse en Venecia.  La ciudad, como todas las ciudades, amerita paseos sin rumbo en sus barrios circundantes. Wim Wenders precisa que los edificios tienen mucho qué decirnos. La mejor manera de dialogar con ellos y con nosotros mismos es, sin duda, penetrando en sus espacios.

Junio, 2011

El paseo y las tazas. Por Fernando Vázquez Ramos


El paseo y las tazas. Por Fernando Vázquez Ramos

El curador Ernesto Betancourt organizó la exposición temporal “Tazas Reforma: Despierta a la vida”, que ocupa una de las banquetas del Paseo de la Reforma, desde la Torre Mayor hasta la fuente de la Diana. La muestra fue organizada para conmemorar medio siglo de la empresa Nescafé en el país, que por esta razón la patrocina. La propuesta guía fue, según el curador, la de representar la construcción de la capital a través del montaje de pequeños pabellones, 4 m2 y no más de 4 m de altura, en los cuales era obligatorio usar tazas de café, nada menos que 12 mil de ellas en total, como un símbolo evidente del patrocinador, pero también como un elemento de unificación de la temática de la exposición.

Participaron siete arquitectos y un diseñador industrial, cuyos trabajos fueron considerados como representativo del esfuerzo de construcción de la ciudad de varias generaciones: desde el veterano Francisco Serrano (1937) hasta el más joven Alejandro Quintanilla (1984). Los otros participantes son: Mario Schjetnan (1948), Bernardo Gómez-Pimienta (1961), Michel Rojkind (1969), Fernanda Canales (1974), Manuel Cervantes (1977) y el diseñador industrial Alejandro Castro (1983).

Antes de comentar la exposición me gustaría llamar la atención sobre el espacio donde se encuentra: el Paseo de la Reforma. Aunque los habitantes de la ciudad ya están acostumbrados a ver en este paseo exhibiciones de las más diversas, me parece importante, como extranjero, reconocer en este espacio urbano la consolidación de un verdadero palco representacional del connatural sentido plástico de los mexicanos. Me pareció muy interesante encontrar, junto a la muestra de las “Tazas” los restos de otras exposiciones, como la de las sillas y sofás, o que el espacio era compartido con “alebrijes” que inyectaban colores y formas radiantes a la avenida. También, los austeros bancos de piedra del siglo XIX, además de otras tantas esculturas, completan el panorama de un espacio pleno de vitalidad y de alegría ciudadana, donde personas de todas las condiciones y edades disfrutan juntas de estas manifestaciones artísticas, al mismo tiempo que andan de bicicleta o a pie, platican o se abrazan, sacan fotos o simplemente se deleitan con entrar y salir de pabellones construidos con tazas de café.

Los pabellones pueden ser divididos en varias tipologías. La más evidente es la que los agrupa en los que usan las tazas como elementos de revestimiento (Serrano, Quintanilla, Rojkind) y los que no (todos los otros); o los que integran elementos verdes (Schjetnan, Cervantes, Rojkind) y los que no (todos los otros). Tenemos también los que actúan de manera diferenciada, esto es, aquellos que se oponen a todos los otros, como el caso del pabellón de Cervantes, que es totalmente cerrado al paseo, cuando todos los otros son abiertos y tranparentes integrando e integrándose a lo que acontece en su entorno; o el de Castro que es el único realmente interactivo, esto es que requiere para tener algún sentido que las personas lo accionen (en este caso para que suene). Todos los otros son pasivos, solamente permiten (y no necesariamente incitan) ser atravesados. Algunos son flotantes y construyen principalmente un techo (Castro, Rojkind, y parcialmente Canales), otros son escultóricos (Gómez-Pimienta, Quintanilla) y otros usan las tazas de forma estructural (Gómez-Pimienta, Serrano). Pero, curiosamente, ninguno depende de las tazas para ser. En todos ellos podríamos substituir las tazas por otros recipientes (vasos o macetas) o, todavía simplemente eliminarlos (Serrano, Quintanilla, Rojkind) que nada cambiaría al pabellón. Esto nos debería ayudar a pensar un sentido antiguo de la arquitectura, el de la decoración. Como decía John Ruskin en 1849, “la arquitectura es el arte que así dispone y adorna los edificios construidos por el hombre”.

Noviembre, 2012

La transformación urbana a mediados del siglo XX de Bogotá, Colombia, Por Fernando Minaya



Después de 1945, la modernidad en Colombia tuvo una aceptación importante por parte del Estado y en particular, en el Ministerio de Obras Públicas, principalmente a través del racionalismo y funcionalismo arquitectónico, aunque hubo otras expresiones como el organicismo, historicismo y otras manifestaciones tradicionales. Al ministerio también se le unió la Universidad Nacional y la revista Proa como los principales actores de impulso y discusión de los principios modernos. En agosto de 1946, Proa en su primer número  abordó varios puntos “para que Bogotá sea una ciudad moderna”, entre ellos resaltaban: que en la ciudad predominaba el adobe y la tapia pisada, por lo que era urgente demoler y arrasar con todo; Bogotá no fue planificada y era un baldío; la ciudad era un centro de reclusión de calles estrechas; entre otros puntos relevantes que sin duda el Estado adoptaría en los siguientes años.

El Plan Director y el Plan Regulador

El interés por la nueva arquitectura fue motivado por uno de los actores que estuvo en la cima del movimiento moderno, Le Corbusier, la gran figura para muchos arquitectos y políticos colombianos que veían en él la solución de primer mundo para Bogotá. A través de Eduardo Zuleta Ángel, quien fue ministro colombiano ante la Organización de Naciones Unidas y presidente de la comisión para estudiar, aprobar y asignar el encargo del edificio de la sede en Nueva York de la recién creada Organización de Naciones Unidas (ONU), se invitó a Colombia al prominente arquitecto. En consecuencia, fue claro el apoyo y recomendación que le brindara el Estado para realizar el Plan Director, con anuencias del mismo Presidente Mariano Ospina y colaboradores de gabinete, hacia las propuestas del arquitecto europeo.

A través de los CIAM y los postulados aplicados, Le Corbusier une al equipo de trabajo a Town Planning Assosiates, fundada por Paul Lester Weiner y Josep Lluís Sert en 1945. El encargo fue realizar el Plan Piloto de la ciudad de Tumaco, Medellín, Cali y el Plan Regulador de Bogotá. Esto reflejaba la fuerte influencia que ejercieron los postulados de Le Corbusier, en conjunto con Wiener y Sert, aunado con la Revista Proa y el Ministerio de Obras Públicas. El Estado tuvo su actuación estelar cuando todo el gabinete estaba de acuerdo en la expansión de ciudad y desarrollo de edificios con arquitectura de estilo internacional. Finalmente, el proyecto se llevó a cabo parcialmente, la interrupción se debió a los problemas políticos y las fuertes críticas de la propuesta, por la depredación del patrimonio histórico y arquitectónico de la ciudad. En la actualidad se observan algunos trazos de la estructura urbana proyectada en esos planes. El urbanismo del movimiento moderno permeó en gran medida a Latinoamérica, dejando a su paso las formas urbanas actuales; resultado hibrido de la ciudad clásica y moderna.

Junio, 2011

Leonora Carrington (1917-2011) in memorian. Por Ma. Pamela Vicke Sánchez




El pasado miércoles 25 de mayo murió a los 94 años la pintora Leonora Carrington, considerada la última representante viva del surrealismo . La artista nació en el año de 1917 en Lancanshire, Inglaterra. 

Su pasión por las artes plásticas se cristalizó en 1936, cuando ingresó a la Academia Ozenfant de Arte, en su ciudad natal. Al año siguiente conoce a quien la introdujo indirectamente en el movimiento surrealista: el pintor alemán Max Ernst, con quien entabló una relación que duró poco tiempo, sin embargo, ella continuó realizando viajes a París con otros surrealistas como Nusche Eluard, Man Ray, Lee Miller y Roland Penrose.  En ese tiempo también convivió con destacados artistas surrealistas como Joan Miró y André Breton, además participó en la Muestra Internacional de Surrealismo, en París y en Amsterdam. 

Carrington, junto con otros surrealistas, apoyaron al grupo Kunsler Bund, donde intelectuales antifascistas dirigieron su más severa crítica en contra de los gobiernos de Italia y Alemania, recién iniciada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).  Aquella época fue difícil para la pintora y sobre todo, para sus compañeros surrealistas, con quienes participó en el movimiento subterráneo de intelectuales antifascistas.  En septiembre de 1939 Max Ernst fue declarado enemigo del régimen de Vichy, tras su detención y prisión en el campo de Les Milles, Leonora sufre una desestabilización psíquica. Ante la inexorable invasión nazi, se ve además obligada a huir a España. Por gestión de su padre es internada en un hospital psiquiátrico de Santander, de donde escapa en 1941 y arriba a la ciudad de Lisboa, refugiandose en la embajada de México. Allí conoce al escritor Renato Leduc, quien terminará ayudándola a emigrar a nuestro país.

En México llegó a vivir 43 años, donde conoció, sin frecuentarlos, a Diego Rivera y Frida Kahlo. La pintora restablecería sus lazos con varios de sus colegas y amigos surrealistas en el exilio, como André Breton, Benjamin Péret, Alice Rahon y Wolfgang Paalen, pero sobre todo, se reencontraría con la pintora española exiliada Remedios Varo, a la que ya había tratado en París, convirtiéndose en una de sus mejores amigas. En 1946 se casó con Emérico Weisz, fotógrafo húngaro con quien procreó a sus dos hijos: Gabriel y Pablo.
La obra pictórica de Leonora Carrington es considerada un clásico contemporáneo. Entre sus obras destacan "Retrato de Max Ernst", "Arca de Noé", 'El mundo mágico de los mayas" y 'Temple of the world'.  Además de "El baño de los pájaros", "Autorretrato en el albergue del caballo de Alba” y la "Torre de la memoria", donde se aprecia el simbolismo celta, la magia y el ambiente onírico, así como el humor elegante, suave y negro que caracterizó a la artista.

Es por ello que el medio artístico y literario se encuentra de luto, por la pérdida irreparable de Leonora Carrington la pintora, escultora y escritora más importante del surrealismo en México de los siglos XX y XXI.

Junio, 2011

De discos y diseño gráfico. Por Daniel Juárez Gregor




La relación entre música y diseño gráfico en la época contemporánea es un fenómeno muy interesante, podemos incluso remontarnos a la época del inventor de las portadas de discos: Alex Steinweiss, en 1938, antes de él los discos eran empacados en sobres café o gris conocidos como tombstones. La finalidad del diseño en las portadas de discos no ha cambiado desde entonces, aunque muchos quisieran decir que es para hacer funcional el tener ese objeto: “Steinweiss’s idea to create a package that had something visual on the outside to lure the consumer was a huge success”. Se debe tomar en cuenta que los viniles en comparación con los discos compactos, en su formato más grande llegaban a las 12 pulgadas (30.5 cm) lo que permitía una mayor superficie de trabajo para el diseñador o artista. Con el tiempo y aparición del CD en 1981, se podría pensar que lo conocido como “arte del disco” vendría en decrecimiento, sin embargo gracias al desarrollo paralelo de las tecnologías para el diseño gráfico se han podido explorar nuevas formas de presentación; desde discos en cajitas de cartón hasta ediciones especiales como el cd del Nevermind de Nirvana que venía dentro de una bolsa con agua  y un bebé en miniatura de plástico flotando. Ahora muchas de las ediciones especiales más allá del uso de internet para su compra en línea recurren al formato de 12 pulgadas. Con esas ediciones especiales el disco se convierte en un artículo de lujo (de colección) cuyo deseo de adquisición, hace que los fans consuman, agoten y contribuyan al fluir del capital.

Por otro lado tenemos colaboraciones muy interesantes entre el diseño gráfico y la música popular contemporánea. Una de ellas se dio con la portada del God Save the Queen de Sex Pistols, diseñada por Jamie Reid contribuyendo al diseño gráfico posmoderno.

El diseño gráfico posmoderno, cuya biblia, por así decirlo es el libro No More Rules: Graphic Design and Postmodernism de Rick Poynor, marca una pauta en el diseño después de las vanguardias; retomando, copiando, mezclando, utilizando e incluso siendo coparticipe de la creación y no sólo en la parte que regularmente se hace al final (ejemplo Rem Koolhas y Bruce Mau con el libro S M L XL), es decir, el diseño.

Volviendo a las portadas otra colaboración importante es la hecha por Bowie y Vasarely para la portada de la edición de 1969 del Space Oddity. Vasarely como padre del Op – Art da un toque especial a la portada con esos círculos azules alrededor y a través del rostro de Bowie. No se puede dejar de lado la portada de The Velvet Underground & Nico de 1967 hecha por Andy Warhol, cuyo nombre aparece en la misma portada, denotando la influencia y el ego que tenía este ícono del Pop – Art en la concepción de este disco. Tal vez menos conocidos por unos y muy admirados por otros Kraftwerk y la portada diseñada por Karl Klefisch para el disco  Die Mensch – Maschine de 1978 inspirada por el trabajo de El Lissitzky. La portada del Closer de Joy Division diseñada por Peter Saville y sacado a la venta a modo de obra póstuma en 1980 tras la muerte del líder de la banda Ian Curtis. Y otro que no se puede quedar sin mención es Art Chantry diseñador de portadas y carteles para bandas de la época conocida como grunge de mediados de los 80’s a mediados de los 90’s en Seattle.

En México tenemos ejemplos muy claros entre música y diseño. Por un lado el chá! conocido músico integrante de bandas como Fobia y Moderatto, realiza su trabajo de diseñador gráfico en el despacho Hula Hula para otros artistas que no necesariamente tienen que ver con el rock o música alternativa, abarcando diseños para Mijares hasta Fobia.

Uno muy conocido en México, que tal parece llegó para quedarse, es el caso de Dr. Alderete y su trabajo para bandas de rock y surf como Lost Acapulco o Los Fabulosos Cadillacs.

Con este breve recorrido de algunos nombres de diseñadores y músicos contemporáneos, se puede tener una idea de lo que el diseño de una portada de un disco al igual que en un libro debe mostrar, y reflejar lo que su interior tiene. Complementando el arte auditivo con el visual.

Octubre, 2012

Centro Cultural del Fondo de Cultura Económica. Bogotá, Colombia. Por Irene Pérez Rentería




Inserto en un contexto urbano colonial de la ciudad de Bogotá, el centro cultural Gabriel García Márquez sede del Fondo de Cultura Económica diseñado –en 2005- por el arquitecto Rogelio Salmona es una muestra de la arquitectura contemporánea Colombiana.

La arquitectura del conjunto corresponde al ideario diseñistico y experimental que Salmona muestra en el manejo del espacio, especialmente en las áreas abiertas. Si bien, es un diseño contemporáneo, su recorrido espacial a través de sus circulaciones peatonales nos hace vivir el momento histórico que su entorno evoca, mismo que se convierte en un paisaje natural visto, como una envolvente del conjunto y no como un rompimiento. El arquitecto Rogelio Salmona trabajó en este conjunto hasta el final de sus días, recorriéndolo y verificando el buen desarrollo del mismo: “a finales de agosto (2007), cuando ya no pudo regresar se le enviaban fotografías del proceso, las dudas y las preguntas”. 

Este último trabajo de Salmona muestra elementos de ordenamiento, tales como: jerarquía, movimiento, posición y estructura. Si bien, la estructura se manifiesta como soporte, es su transparencia la que nos permite visualizar no tan sólo el edificio sino también el manejo ordenado de su solución tecnológica. Plazas, patios unidos por diagonales, rompimientos geométricos y espacios radiales muestran cambios de orientaciones y sensaciones aleatorias al usuario: gozar el caminar, el subir, el bajar, el errar,  el entrar y el salir. Sensaciones presentes en la arquitectura prehispánica y colonial siempre constantes en la arquitectura de Salmona.  Para este arquitecto en el diseño es importante conocer la gente, sus necesidades físicas, materiales y sus anhelos: “la arquitectura reúne en sus espacios sentimientos, esperanzas, conceptos, anhelos, necesidades y materialidades”.

En el centro cultural se reúnen elementos primarios de la forma como son el punto, la línea y el plano que se convierten en figuras, formas, volúmenes y espacio, en donde la jerarquía parece ser el goce y el uso de la gente. Composición en la que se emplean elementos visuales como el material, el color y la textura que enriquecen el diseño y el goce del usuario; elementos que se optiman con el empleo de las condicionantes físico ambientales de su ubicación armónica entre los elementos naturales y artificiales, tanto en su interior como en su exterior y su entorno. Transparencia y luz disimulan y enriquecen los espacios de trabajo y realzan los abiertos.

Las fachadas y sus vanos reflejan el funcionamiento y la luminosidad en su interior y muestran las soluciones estructurales empleadas, así como el movimiento y jerarquía de sus espacios. Masivo sólo en secciones, se aligera con el empleo de comunicaciones y recorridos peatonales, concentración, dirección y posición son los elementos de ordenamiento que se emplean en un terreno de formato rectangular con la inserción de figuras circulares combinadas en menor medida con figuras ortogonales creándose espacios esencialmente dinámicos y habitables.

Mayo, 2011

La ciudad retomada. Por José Ángel Campos Salgado




Hemos olvidado las palabras, algunas nos parecen incorrectas, es mal visto que hablemos de “paisanos”, suena a añejo, a algo que sólo entienden los viejos que habitan los pueblos. Hemos olvidado lo que significa vecindad, no tenemos vecinos, todos son desconocidos con los que no cruzamos palabras. El habla, esa maravilla que nos hace seres humanos, no la usamos para comunicarnos. La televisión se encarga de hablarnos, de decir por nosotros lo que pensamos, si es que todavía lo hacemos. Y hemos abandonado los lugares que nuestros paisanos construyeron. Aquello que las generaciones pasadas edificaron para hacer del sitio donde habitamos un país, el lugar de encuentro de los paisanos, de los vecinos. Los habitantes de la ciudad.

El temor nos ha inclinado hasta ahora a alejarnos de estos lugares. No los hemos conocido. Hemos sido habitantes de un espacio controlado, protegido, cercado, alejado, en el que creemos estar al margen de la desigualdad, la inequidad, la injusticia, la violencia y la realidad que está detrás de eso. Hemos contemplado los lugares significativos de nuestra historia como imágenes para el visitante extranjero, como representaciones de nuestro país hechas para turistas. Casi siempre sin personas, sin saber a ciencia cierta donde están realmente estas obras que se han convertido en monumentos, en puntos significativos que sólo contemplamos en libros que celebran nuestra grandeza sin mostrar lo que está más allá.

Este domingo 8 de Mayo he estado acompañando a muchos paisanos en un nuevo intento por recuperar algo de lo perdido. Me he sorprendido cuando alguien no sabía dónde estaba una avenida que fue el eje más importante a lo largo de varios siglos de nuestra historia y que lleva el nombre de uno de los más grandes líderes creadores de nuestra nación. Cuando otros por primera vez contemplaban una calle en donde alguna vez se perdió un niño y hoy se denomina con el nombre del presidente que recuperó el recurso más preciado de nuestra suelo, el petróleo.

Y he visto maravillado como esos espacios se transforman poderosamente cuando los llena el mar de corazones encendidos para reclamar la paz, la justicia, la dignidad, el sentido profundo de la vida de los seres humanos en comunidad, que es el único modo de ser planamente humanos.

Unos letreros que recuperan las palabras, un color que entinta la neutralidad de las aguas para recordarnos que la sangre es lo que más debemos preservar, y sobre todo, un andar codo a codo, sin temor al contacto, sin miedo a expresar lo que sentimos y sin dejarnos llevar por la soledad individualizada a la que nos invita todos los días la propaganda consumidora que los medios transmiten.

La ciudad vuelve a envolvernos y hemos vuelto a dejarnos sorprender por ella. Es el tiempo de retomarla y sostener su recuperación.

Mayo, 2011