¿Cómo se hace? (Materialización y proyecto). Por Pablo Quintero Valladares

Es esta una pregunta que posiblemente se antoje muy simple; sin embargo, responderla con rigor y a detalle nos conduce a una necesaria reflexión mas profunda sobre el proyecto. En otras palabras, ¿podría hablarse de un buen proyecto sin saber cómo y con qué se construye? La materialización y el proyecto se implican mutuamente y, desde los primeros momentos del proceso proyectual hemos de ir respondiendo a la pregunta: ¿cómo se hace?


Una segunda consideración (quizás parecerá obvia) es que los materiales y la tecnología a emplear sean los apropiados. Pero, ¿qué es apropiado? rápidamente el sentido común nos responde teniendo presente algunos aspectos básicos: la durabilidad, el costo, el tiempo de ejecución, la disponibilidad de materiales y de mano de obra capacitada. Calificar a la materialización como apropiada está también en razón de su correspondencia con exigencias del programa, tales como las características del suelo, el clima, los claros estructurales convenientes a los espacios o, incluso, ciertas posibles expectativas evocativas para habitante. Más aún, no es raro que el arquitecto tenga un aprecio especial por algún material y que ello le conduzca a explorar sus posibilidades más ampliamente. En este horizonte podremos transitar del ladrillo artesanal a los cristales dobles prefabricados; del milenario martillo y la carretilla tradicional al complejo programa de cómputo. Según se requiera.

Acompaña al prurito por la modernidad considerar que la tecnología a ocupar debiera ser aquella mas reciente para producir así obras de nuestro tiempo. Sin embargo, siendo la arquitectura, como diría Octavio Paz,…testigo insobornable de la historia… será entonces para bien (o para mal) irremediablemente de su lugar y de su tiempo. Por ello, poco habría de preocuparnos ser modernos (y, por supuesto, menos aún, estar a la moda). Mejor, a lo que habrá que  aspirar es a responder en profundidad al programa arquitectónico; a ese conjunto de condicionantes y fundamentos del proyecto que inicia con el habitante y que dan la pauta para la elección de la estructura, los materiales y el sistema constructivo. Bien señalaba Vladimir Kaspé que… la esencia del proyecto radica en el programa.

Cuando la estructura adquiere un papel más significativo en la configuración del espacio, la lógica inherente de ésta refuerza la idea del vínculo entre materialización y proyecto.  En este sentido conviene también tener presente que cada tecnología y sus respectivos materiales establece en cierto modo un lenguaje específico; si bien es claro que es posible decir muchas cosas con un mismo lenguaje o sistema constructivo, al mismo tiempo éste dotará a la obra de características que le son naturales. Con todo, la expresión del arquitecto, si bien puede ser afín con un sistema constructivo, en su ejercicio de proyecto puede decirse en distintos lenguajes, con diversas tecnologías; como el pintor que puede habituarse al óleo, pero será capaz  de emplear acrílico o acuarela.


Finalmente, si la creatividad radica en la capacidad de establecer nuevas relaciones entre cosas conocidas, requerimos mantener una disposición de apertura hacia el conocimiento de materiales y procedimientos constructivos, antiguos y actuales. Un abanico más extenso de alternativas de combinación nos dará mayores posibilidades de aportación.


 Corte por fachada del claustro de CYAD de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco. Autor: Arq. Pablo Quintero Valladares.


Corte por fachada de la Casa GH. Autor: Arq. Pablo Quintero Valladares

Noviembre 2014.

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